En línea con el sexto Objetivo de Desarrollo Sostenible y los Ejes de Política de la Política Nacional de Saneamiento, la implementación de un programa de agua y saneamiento busca lograr un salto cualitativo, un cambio sustancial y definitivo en la calidad de vida de las personas y hay indicadores que ayudan en esta medición como es el caso de las Enfermedades Diarreicas Agudas – EDA; el siguiente gráfico ilustra las incidencias y su evolución, creciente durante los últimos cinco años, pasando de 336.6 a 370.2 por cada diez mil habitantes (incremento de 9.98%).

A pesar de los avances de Perú en la cobertura de los sistemas mejorados de agua potable y saneamiento en el ámbito rural son importantes, según la información de JMP[1], para el año 2017 alcanzaron el 77.41% y el 60.78%, respectivamente, el crecimiento en la incidencia de diarreas es evidente.

En la intención de ver cómo se relaciona la variable EDA con otras relacionadas con el acceso al agua y saneamiento, se realizó un análisis de corte transversal para el año 2017 considerando el ámbito rural de los 24 departamentos y 12 variables[2]; las correlaciones parciales[3] entre la variable EDA con cada una del resto de variables, son bajas, varias sin correlación, a excepción de la Desnutrición Crónica Infantil (DCI) con la que mantiene una correlación de 0.499 y una significancia estadística al 95%, entendiendo que la DCI viene determinada por otras variables propias de la pobreza como el acceso a una canasta básica balanceada de alimentos, ingresos económicos en la familia, atención en salud, entre otras.

Es interesante observar el bajo nivel de correlación de esta variable con la cobertura de agua por red pública (cobh20_17) y con la de agua segura (cobseg_17), -0.238 y -0.139, respectivamente; si bien no tienen una significancia estadística ambas mantienen la relación negativa, a mayor cobertura menor incidencia en EDA, subrayando que la correlación es mayor para el caso de la cobertura en agua por red pública respecto a la de agua segura (entendiéndola como el agua con cloro residual libre por encima de 0.5 ml/l). Una interpretación de esta menor correlación estaría en que apenas el 1.5% de la población rural, en el 2017,  consumía agua segura, en consecuencia con mínimo impacto sobre la EDA, a pesar de su vital importancia.

Otra variable relacionada con EDA es la de hogares rurales que realizan prácticas adecuadas en la manipulación del agua (pamnph20_17), si bien la correlación es baja, mantiene el signo esperado, -0.295. En el otro extremo está la correlación entre la EDA y las prácticas adecuadas del lavado de manos (padlmn_17), con signo no esperado y estadísticamente no significativo, coeficiente que no debería extrañar si se toma en cuenta que para ese año apenas el 5.1% de la población rural lo practicaba.

 

Por otro lado, la continuidad del servicio de agua por red pública (serh2o_17) al parecer es importante para los hogares rurales con servicio de agua que se encuentran capacitados en el uso y manipulación adecuada del agua (cmnph2o_17), pues tiene un coeficiente de correlación de 0.423 con un nivel de significancia estadística del 95%.

Continuando con el análisis, en la búsqueda de variables que ayuden a explicar la EDA, al parecer estas serían institucionales, es decir estarían en la calidad de gestión de las Áreas Técnicas Municipales (ATM) o nivel de presupuesto para el fortalecimiento de capacidades, entre otras, como también en el comportamiento institucional de los prestadores rurales de los servicios de agua y saneamiento, comúnmente llamados JASS,
organizaciones que forman parte del sector, estructuralmente débiles, basadas en el voluntariado, en cuotas familiares con balance deficitario, resultado de la deficiente asistencia de las ATM; como dato referencial, según el DATASS[1] solo el 6.5% de estas organizaciones tiene manuales de operación y mantenimiento, una de cada tres JASS fueron supervisadas o “visitadas” por el ATM. La cereza del pastel, el 25.8% de los sistemas de agua tiene una antigüedad por encima de los 20 años y el 18.2% de los sistemas está colapsado. 

 

Aquí estaría gran parte de la explicación del crecimiento de las EDA en los últimos años, generando una pérdida de eficiencia social, de fácil medición respecto al PBI. Es evidente la urgencia de asegurar el fortalecimiento de la gestión por resultados a nivel de los prestadores rurales de estos servicios (JASS) con la asistencia directa de recursos, paralelamente al fortalecimiento de las entidades de gobierno del nivel meso del sector agua y saneamiento (concretamente los gobiernos regionales y municipales) para el cumplimiento de sus competencias y su impacto en los prestadores rurales. Temas que indefectiblemente deberían ser parte del nuevo Plan Nacional de Saneamiento al 2025.


[1] Joint Monitoring Programme.

[2] Acceso a sistemas de agua por red pública, de eliminación de excretas, agua segura, continuidad del servicio, porcentaje de pago y pago por AOM, valor de la cuota familiar, EDA<=36 meses, DCI <= 5 años, baños limpios, hogares con servicio de agua capacitados para la manipulación adecuada del agua en el hogar y los que realizan prácticas adecuadas de manipulación del agua, finalmente el lavado de manos.

[3] Coficiente de Spearman.

[4]MVCS. DATASS – Modelo para la toma de decisiones en saneamiento.
2018.

 

Por  Fernando Romero Neira

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